domingo, 20 de diciembre de 2009
LEH
Leh fue la capital del reino de Ladakh en los himalayas, actualmente el distrito de Leh en la provincia (estado) de Jammu y Cachemira, India. En el pueblo aún se destacan las ruinas del palacio de Leh, dicho palacio era la residencia de la familia real de Ladakh, que es similar a una copia reducida del palacio Potala. Leh se encuentra a una altitud de 3,650 msnm. Leh posee una población de 27.500 habitantes.
Además, el viaje en avión es de los más hermosos del mundo. Durante cuarenta minutos sólo se ven tierras llanas y fértiles. De repente, una pared vertical inimaginable se presenta bajo las alas. Y de ahí hasta aterrizar en Leh sólo se divisan montañas, con una buena parte de ellas por encima de los 8.000 metros: el Everest, el K2... Para rematar la experiencia, el aterrizaje, en el aeropuerto civil a más altura del planeta, invita a contener la respiración.
Ladakh -que significa la tierra de los pasos altos-, la región en la que está Leh, marca la frontera entre los picos del Himalaya oeste y el gran Tibet. Ladakh ha sido llamado “La tierra de la luna”, “El pequeño Tibet” e, incluso, “El último Shangri-La”. Da igual cómo la denominen: Ladakh es una de las regiones más remotas del planeta.
La ciudad está dominada por el abandonado Palacio de Leh, de nueve pisos, hogar de la familia real de Ladakh hasta 1830. La ciudad vieja se encuentra al pie del Monte Namgyal, convertida en un laberinto de calles y casas unidas por casetos repletos de madera seca, que se utiliza para hacer más soportables los largos meses de invierno.
Alrededor de Leh, perfectos para recorrer los primeros días, mientras uno se acostumbra a la altitud, hay varios monasterios que merece la pena visitar: Spituk, Stok, Matho, Choglamsar o Shey son alguno de ellos. Los más interesantes son Hemis, con su impresionante biblioteca, y Stakna y Tikse, espectaculares por su ubicación y sus vistas.
Como era de esperar, la mayor parte de los que se atreven a llegar hasta Leh acceden a esta región para realizar caminatas de mayor o menor envergadura. Estas pequeñas aventuras sólo se pueden completar entre finales de mayo y el principio de octubre, cuando las primeras nieves marcan el inicio del invierno.
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